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Meditación sobre la muerte de nuestros parientes, amigos y semejantes




Todos los días vemos que se mueren personas que nos son queridas. Si sucumben a una muerte súbita e imprevista, aun después de una vida poco edificante, no desesperemos de su salvación; tal vez han invocado a Dios y han obtenido el perdón de sus faltas en el último momento; con todo, tomemos nuestras medidas para no ser sorprendidos en la misma forma. Si estas personas mueren con la muerte de los justos, no las lloremos; más bien tengámosles santa envidia. Te afliges de ver morir a tal pariente o a tal amigo; consuélate, es más dichoso que tú si ha muerto santamente. Tú combates aún, él triunfa ya. Que tu fe, tu esperanza y tu caridad te consuelen. (San Agustín)

Dios quiere desapegarte de las personas que más amas, a fin de que te pertenezcas por entero; quiere que pienses a menudo en la muerte. Escucha qué te dice: Hoy es mi turno, mañana será el tuyo. ¿Qué estima tiene ahora ese amigo de aquello que era el objeto de sus afanes? Un día estarás como él en el lecho de muerte. Ten los sentimientos que entonces tendrás y despreciarás lo que más amas.
No esperes la hora de la muerte para prepararte a morir bien. No sabes cuándo ni cómo morirás: haz ahora todo lo que entonces quisieras haber hecho. ¿Estarías dispuesto a morir en este momento? Pensemos incesantemente en la muerte; esforcémonos lo más que podamos para no estar eternamente separados de nuestros parientes y amigos, que gozan ahora de la gloria del paraíso. Allí nos espera gran número de aquéllos que nos son queridos.(San Cipriano)
Orad por vuestros parientes difuntos.
Reflexionar sobre ¿Qué es la muerte?, ¿Por qué la mayoría de la gente le teme tanto a la muerte?, y ¿Qué viene después de la muerte?


EL TEMOR A LA MUERTE

El miedo a la muerte es un hecho real, tozudo. Rousseau decía: "El que pretende mirar la muerte sin miedo está mintiendo". De esta generalidad tal vez se excluyan aquellos que frente al dolor insoportable prefieren dejar la sombra para ver la claridad.
Epicuro, quizás para ocultar un poco ese miedo, inventó una falacia. El dice: "... La muerte, la más aterradora de las enfermedades, no es en realidad nada para nosotros... cuando existimos, la muerte no está con nosotros y cuando la muerte viene, nosotros ya no existimos". Esta frase no pasa de ser una jugada de la lógica formal. La verdad es que la muerte es tan real y tan enigmática como la vida misma.


Por su parte la Biblia, en el Génesis, Cap. 6, versículo 3 nos habla de manera impetuosa: el Señor dijo: “No voy a dejar que el hombre viva para siempre, porque él no es más que carne". Y más adelante, en los "versículos del 5 al 7 encontramos lo siguiente: "El Señor vio que era demasiada la maldad del hombre en la Tierra y que éste siempre estaba pensando en hacer lo malo, y le pesó haber hecho al hombre. Con mucho dolor dijo: "Voy a borrar de la Tierra al hombre que he creado, y también a todos los animales domésticos, y a los que se arrastran, y a las aves." Y finaliza diciendo: "¡Me pesa haberlos hecho!".
Allí está la muerte como una imprecación. El Gran Artista está enfurecido contra su obra maestra. Esa sentencia contribuye a incrementar el temor ante la muerte, porque el hombre normal le teme al castigo. Pero el temor a la muerte se debe fundamentalmente a la incertidumbre sobre el más allá. El homo sapiens no tiene prueba experimental sobre el acto de morir y su transición al otro mundo. Tampoco puede probar en forma absoluta y con evidencias la certeza de sus creencias.
Es más, nadie está completamente seguro de lo que dice creer sobre la existencia del más allá. El miedo viene de la inseguridad. Y esa inseguridad es la que produce los grandes temores sobre la muerte.
La propia Biblia nos da a entender que vale más el hombre vivo que el hombre muerto. Esto es lo que expresa el Eclesiastés, libro que a la letra dice: "No hay hombre que viva siempre, ni que pueda presumirse esto. Con todo hasta el perro que vive, vale siempre más que el mismo león ya muerto”.

Para colmo, Job, libro de la Biblia escrito por Moisés, asevera: “... cuando se corta un árbol queda aún la esperanza de que retoñe y de que jamás le falten renuevos... En cambio, el hombre muere sin remedio; y al morir ¿a dónde va? ...". Y luego dice: "Mientras el cielo exista, el hombre no se levantará de su tumba. No se despertará de su sueño’’ .
En efecto, el hombre no se levantará de su tumba, porque la muerte es un fenómeno biológico, que implica una transformación de la materia. Sin embargo, esta es una opinión. Hay muchas más. Por eso, es necesario reflexionar sobre lo que viene después de la exhalación del último suspiro.
Así mismo, es necesario cavilar sobre el sentido de la muerte y, por tanto, sobre el sentido de la vida. Estamos seguros que estas reflexiones nos conducirán a elaborar un proyecto de vida más amable y más fructífera, en aras de buscar la eternidad.



LA VIDA DESPUÉS DE LA MUERTE


Hasta el momento, el fenómeno de la muerte es de difícil definición. Por algo el filósofo español, Jorge Santayana (1863-1952) decía que "una buena manera de probar el calibre de una filosofía es preguntar lo que piensa acerca de la muerte. 

De esa manera, en el curso de la historia han surgido distintas ideas acerca de la muerte. Así, podemos encontrar una idea de la muerte en el naturalismo, en el platonismo, en el budismo, en el cristianismo, etc.
También es distinta la idea de la muerte en las distintas culturas, en los distintos períodos históricos y en los distintos lugares que configuran una mentalidad colectiva.
Así como hay ideas acerca de la muerte, en la misma forma, encontramos distintas ideas sobre el destino del hombre después de la muerte. Estas ideas se expresan esencialmente en las diferentes religiones, mediante “fórmulas conso1adoras" que prometen la inmortalidad en el más allá.
La teoría de la reencarnación por ejemplo, considera que al sobrevenir la muerte, el alma del hombre emigra a otro cuerpo, esto es, se reencarna. La serie de transmigraciones y reencarnaciones constituye a su vez una recompensa o un castigo; cuando hay castigo, las almas emigran a cuerpos inferiores; cuando hay recompensa, a los cuerpos superiores, hasta quedar, finalmente, incorporados a un astro. 
El budismo dice: las almas de los hombres pueden transmigrar, pero toda transmigración constituye un castigo. Para evitarlo hay que llevar una vida pura, única forma de superar la pesadilla de los continuos renacimientos. Siendo así, la existencia se sumerge en el nirvana, estado de serenidad inefable que se caracteriza por la cesación del sufrimiento y de la miseria.
El Catolicismo asegura que hay sobrevivencia individual de almas, acompañada luego por la resurrección de los cuerpos. Al respecto, el converso Pablo de Tarso, atalayando el suceso conmovedor del juicio final escribió: "porque sonará la trompeta, y los muertos resucitarán incorruptibles".
También existe una concepción naturalista que niega toda inmortalidad. Esa concepción dice que no hay sobrevivencia de ninguna especie. La vida del hombre se reduce a su cuerpo, y al sobrevenir la muerte, tiene lugar la completa disolución de la existencia humana.
Pero esa disolución, en el pensamiento de Compas Segundo, tiene una connotación de eternidad: "Nosotros no morimos; nos transformamos. De nuestro cuerpo salen gusanitos que después se convierten en mariposas y emprenden el vuelo. 
Existen más concepciones sobre la muerte y sobre lo que viene después de la muerte. Pero, independientemente de la idea que se tenga, el hombre debe reflexionar sobre la fugacidad de su tránsito por la vida, y meditar sobre su destino. 
En ese sentido: "La Muerte y sus símbolos son en Masonería la preparación y la puerta de una mejor comprensión de la vida". No hay duda de que reflexionando de esa manera, el hombre puede sacar conclusiones provechosas, que contribuirán poderosamente a modificar su fanatismo y sus pasiones.
No olvidemos que la vida, bien lo decía Job, "es como una flor que se abre y luego se marchita". Pero en ese tránsito efímero se pueden hacer cosas buenas. La tarea del hombre en su paso por la Tierra debe ser constructiva.
El hombre ha de dejar algún fruto, o muchos frutos, para que el día de su muerte la sociedad pueda sopesar escrupulosamente su obra, y si es buena, el juicio de la historia le concederá la inmortalidad.


ORACIÓN

Dios de Misericordia, iluminad los corazones de vuestros fieles y concedednos la gracia de despreciar las prosperidades mundanas y gozar sin interrupción de los consuelos celestiales. Amén. 
A Santa María, Madre nuestra y Reina de todos los santos nos encomendamos, especialmente en su advocación de La Virgen del Carmen, para que guíe nuestros pasos hasta la Eterna Bienaventuranza, como las madres de la tierra hacen con sus pequeños, que los observan y animan con amor mientras caminan y los socorren en sus tropiezos.
Dios de misericordia y de amor, ponemos en tus manos amorosas a nuestros hermanos.
En esta vida Tú les demostraste tu gran amor; y ahora que ya están libres de toda preocupación, concédeles la felicidad y la paz eterna.
Su vida terrena ha terminado ya; recíbelos ahora en el paraíso, en donde ya no habrá dolores, ni lágrimas ni penas, sino únicamente paz y alegría con Jesús, tu Hijo, y con el Espíritu Santo para Siempre. Amén
El hombre camina en vacías sombras y luces y cuando muere no se lleva nada consigo; su gloria no descenderá con él a la tumba, el Señor dio y el Señor quitó ¡Bendito sea el nombre del Señor¡¡.
Dios es nuestro Señor por siempre y Él será nuestro guía incluso en la muerte…
¡Padre Todopoderoso ¡ En tus manos encomendamos el alma de nuestro amado Hermano(a).
¡La voluntad de Dios se ha cumplido¡ Que así sea¡


PLEGARIA


Glorioso Dios, autor de todo Bien y dador de toda Merced¡ Derrama tus bendiciones sobre nosotros y fortalece nuestros compromisos con la solidez del afecto sincero ¡Que la instancia real de mortalidad nos recuerde el inexorable destino y dirija nuestra atención hacia Ti, único refugio en tiempos de necesidad¡ Que cuando el momento definitivo llegue, y estemos a punto de abandonar este transitorio escenario, la vivificante certidumbre de tu misericordia disipe las brumas de la muerte; y que después de nuestra partida en paz y gozando de tu favor podamos ser recibidos en tu imperecedero reino y gozar allí en unión de las almas de los amigos que nos precedieron en la muerte de la justa recompensa a una vida pía y virtuosa

¡Amen¡

LUZ INTERIOR AMONRA UNA LUZ EN VUESTRO CAMINO.
FELILUXOR FE Y FELICIDAD EN LA LUZ DE ORO A MIS PADRES Y HERMANOS QUE ESTÁN EN LOS CIELOS Y EN LA TIERRA.
POR UNA ALIANZA FORTALECIDA EN LA CONSERVACIÓN A LO QUE NUESTRO PADRE DE LOS MUNDOS NOS HA DADO COMO HERENCIA KARMICA TRABAJANDO EN COMUNIDAD POR LA CONTINUIDAD DE LA VIDA.
RECUERDA SIEMPRE LA DIFERENCIA ESTA EN TI…

FIAT LUX
FELILUXOR

Red de luz interior Amón ra Chile
Desde Chile al mundo.
Para él despertar vuestro templo interior, en bien de la vida y la humanidad.
Feliluxor
Fe y Felicidad en la luz de oro.

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